EMILIO MARTÍN VARGAS:“Uno siempre está en guerra con la vida, aunque sea en guerra fría”

Ni en los mejores sueños de Emilio Martín Vargas se colaba el Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola, pero a veces la realidad se empeña en superar los delirios del mundo onírico y consigue que unos poemas escritos “desde la más absoluta falta de ambición” emocionen al jurado de uno de los certámenes más importantes de nuestro país. Ahora, esos poemas que nunca había sentido la necesidad de publicar, de los que apenas disfrutaban cinco o seis personas de su círculo más íntimo, han dado el salto a las librerías de la mano de Visor. No es de extrañar que desde el inesperado éxito de ‘Lloráis porque sois jóvenes’ no haya día que Emilio no se levante “y piense que se avecina milagro”. Anda sobrado de fe.

P.¿Lloramos porque somos jóvenes o porque como jóvenes sentimos que con tanta crisis y tanta corrupción nos han robado el futuro?

R.El llanto y la risa son dos de las formas más comunes de expresar las emociones. Cuando eres joven, te ríes y lloras con facilidad. Después, a medida que te vas acostumbrando a ciertas emociones y las vas normalizando, dejas de expresarlas primero y de sentirlas después. Ahora no lloramos porque nos hayan robado el futuro porque sencillamente hemos perdido la capacidad de sentir algo por ello, nos hemos habituado a la crisis y la corrupción que comentabas, es algo completamente normalizado y asimilado. Nos hemos hecho viejos, en otras palabras. Ancianos que se quejan de la humedad. Dejemos a los que todavía tienen capacidad de emocionarse que lo hagan sin vergüenza.

 

P.“Rebelde en su discurso, novedoso y fresco. Es un libro transgresor y alternativo en sus planteamientos teóricos y a la vez realista en su retórica. Una poesía torrencial, pero no por ello carente de precisión. Un libro que trata de dar otra visión del mundo”. Esto es lo que dijo de ‘Lloráis porque sois jóvenes’ el jurado del Premio Hermanos Argensola. ¿Hasta qué punto sientes identificado tu poemario con esas palabras?

R.La verdad es que aluciné cuando leí la nota de prensa donde el jurado se refería al libro porque uno cuando escribe nunca sabe si en realidad ha conseguido lo que se proponía. Algo así buscaba, ser preciso y a la vez poco convencional. Y honesto, sobre todo. Creo que ahí reside la transgresión de la que habla el jurado: en ser un libro honesto en unos tiempos en los que la honestidad está incluso mal vista.

P.El éxito de ‘Lloráis porque sois jóvenes’ resultó totalmente inesperado. No por la calidad del poemario, que es indiscutible, sino porque cuando te lo concedieron eras una persona totalmente ajena a los círculos literarios. ¿Llegaste a soñar con recibir el galardón o uno se presenta a estos certámenes sin demasiadas expectativas?

R.Ni en mis mejores sueños. En este libro hay poemas de hace seis o siete años, están escritos desde la más absoluta falta de ambición. Nunca he sentido la necesidad de publicar, mis poemas los habían leído a lo sumo cinco personas. Me parecía una horterada hacer perder el tiempo a los demás con mis escritos. Incluso era de los que pensaba que todos los premios estaban ya dados. Supongo que en realidad me ponía excusas a mí mismo porque uno nunca está seguro de la calidad de lo que escribe.

Al final, envié el libro al premio por insistencia de mi mujer, imprimí la portada y lo llevé a Correos el último día del plazo. Ahora no hay día que no me levante y piense que se avecina milagro.

P.Y tras ganarlo, ¿se siente uno poeta (o por lo menos poeta que sirve cafés) o no más de lo que se lo podía sentir antes, cuando tu poesía tenía un público mucho más limitado?

R.El otro día leía una entrevista a Houllebecq en la que decía que sólo ahora, habiendo publicado seis novelas, varios poemarios e infinidad de artículos empezaba a considerarse a sí mismo escritor. A mí me pasa un poco lo mismo. Que se refieran a mí con la misma palabra que se utiliza para referirse a Lorca, Carver o Gil de Biedma me da cosica. Quizá con el próximo libro me acostumbre.

P.Háblanos de esa otra visión del mundo que ofrece tu poemario…

R.La visión del mundo que aporto no deja de ser la de un camarero. La barra del bar separa al menos dos visiones del mundo: la del cliente, que es la mayoritaria, y la del camarero. Yo ofrezco la del camarero.

En ese sentido hay varios poemas que hacen referencia a ese trabajo en el mundo de la hostelería. Uno de ellos es ‘Mesa 9’.

P.¿Ha fracasado la vida con Emilio Martín Vargas o se empieza a reconciliar tras el éxito de ‘Lloráis porque sois jóvenes’?

R.Uno siempre está en guerra con la vida, aunque sea en guerra fría. Y es curioso porque sabemos de antemano que la vamos a perder… Pero mentiría si dijera que no disfruto como un niño cualquier pírrica victoria.

P.Así no hay quien gane el Premio Argensola’, titulas a otro de tus poemas, uno de mis  favoritos, dedicado a  tu hijo: ¿Qué influencia ha tenido en ‘Lloráis porque sois jóvenes’ la paternidad?

R.La paternidad introduce profundidad en tu vida y por tanto también en los poemas. Además, aparece el miedo, un miedo ancestral e instintivo que yo al menos nunca había sentido antes. La domesticación de ese miedo también llega a los poemas. De hecho, he revisado muchos poemas del libro que están escritos antes de que naciera mi hijo y que después me parecían ingenuos o directamente falsos. En cierto sentido, “Lloráis porque sois jóvenes” es un poemario sobre la paternidad.

P.‘No sé si en aquellos momentos anteriores a tu triunfo en el Hermanos Argensola, asistiendo a un boom de la poesía como el que asistimos, con un montón de poetas jóvenes emergentes acaparando espacio en las librerías, pudiste visualizarte entre ellos.

R.No, ni mucho menos. Si acaso, en ese rinconcito de las librerías donde cogen polvo los libros de editoriales pequeñas y encantadoras que apuestan por arriesgar.

P.Y, por cierto, hablando de ese boom de la poesía y de nuevos poetas jóvenes: ¿Qué piensas de él? ¿Estamos ante una burbuja?

R.Por lo poco que sé de economía, el mercado funciona así: invierte dinero en productos que se piensa que van a rentabilizar la inversión y generar beneficios. En este caso, si un escritor o aspirante a escritor tiene dos millones de seguidores en las redes sociales, una editorial le ofrece publicar su libro porque piensa que de esos dos millones lo comprarán un diez por ciento al menos. Lo que ya no sé decirte es si se trata de una burbuja o no, eso le correspondería a un economista decirlo, yo sólo soy camarero. Supongo que dependerá de que se sigan comprando libros de poetas jóvenes o no. Yo es que ya no soy joven, tengo 37 años.

P.Con burbuja o no, lo cierto es que desgraciadamente el premio y la poesía no le alcanzan a uno para vivir así que dices que seguirás sirviendo cafés. ¿Resulta frustrante o uno asimila que de la literatura solo viven unos pocos?

R.Hombre, uno lo tiene más que asimilado. El premio es más una satisfacción personal, te ayuda sobre todo a no sentirte gilipollas cuando estás hasta las tres de la mañana en el ordenador escribiendo teniéndote que levantar a las siete. Eso sí que es frustrante si no tienes algo de fe en que lo que haces vale la pena.

P.Lo que sí parece claro es que con este premio y este poemario, publicado en una de las editoriales de poesía más prestigiosas de nuestro país, a uno se le abren puertas que antes podían estar cerradas. ¿Cómo tienes pensado aprovechar esas puertas abiertas?

R.Pues de momento ya he conocido a mitos literarios que jamás pensé llegar a conocer, y voy a intentar presentar el libro en varias ciudades, como excusa para hacerme unas cuantas escapadas este año lejos de la rutina. Mientras, claro, seguiré escribiendo. Es algo que he hecho toda la vida. Tengo en proyecto muchas cosas, sólo me falta tiempo y, por qué no decirlo, algo de constancia. Lo que no me falta es fe.

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