MP3: Crónica de una muerte anunciada

Ya es oficial. El formato MP3 que nos acompaña desde finales de los ochenta empieza a contar los días que le quedan para desaparecer. Y es que sus creadores han anunciado oficialmente que dejan de conceder licencias para su integración en nuevos dispositivos.

A diferencia del vinilo o del CD la vida del formato de audio MP3 ha sido (o será, porque lo seguiremos disfrutando un tiempo aún) breve pero intensa.

Nació gracias al Instituto Fraunhofer IIS, un centro de investigación alemán financiado por el estado y que posee sus derechos. El es el responsable de dar la licencia de uso para cada uno de los aparatos que incorporan la posibilidad de oir un archivo MP3.

Ahora anuncian que su «programa de licencias para ciertas patentes relacionadas con MP3 y software de Fraunhofer IIS se ha terminado. «

El motivo es lógico, desde hace unos años ITunes y otros distribuidores de música favorecen los archivos MPEG-H y AAC (Advanced Audio Coding, que el Instituto Fraunhofer también ayudó a crear). Según Bernhard Grill de Fraunhofer, el formato AAC es «más eficiente que el MP3 y ofrece mucha más funcionalidad».

Por otro lado, los servicios de streaming están en su mayor parte migrando hacia los archivos de «Master Quality Authenticated».

La investigación que llevó a la creación del MP3 comenzó en la universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nuremberg en los últimos años 80. Sus investigadores y los del Instituto Fraunhofer unieron sus fuerzas, y su resultado fue el humilde estándar MP3. El formato conseguía comprimir un 90 por ciento el espacio de almacenamiento del archivo original, una reducción increíble en ese momento. Según el libro de Stephen Witt How Music Got Free, el sabotaje corporativo y otros factores casi impiden que el MP3 saliese adelante. Hasta que Fraunhofer empezó a regalar el software para que los consumidores pudiesen convertir sus CD en archivos MP3 y almacenarlos en sus ordenadores. A partir de ahí el formato despegó.

A finales de los años noventa el formato MP3 vivió su gran boom gracias a un Internet cada vez más pujante y veloz, apoyado en la fiebre de oro de la piratería digital. Permitió compartir contenido (legal e ilegal) de una forma rápida, ágil y universal, permitiendo que sitios como Napster y Kazaa se convirtiesen en referentes. Nunca había sido tan fácil compartir y acceder a la música. Las discográficas tardaron en reaccionar pero finalmente también se sumaron al formato y desde hace años todos sus lanzamientos se pueden adquirir también en MP3.

Pronto la tienda iTunes de Apple, que dominó ese mercado en sus inicios sacó al mercado el primer reproductor de MP3, el iPod. Aunque Apple le dio a los usuarios la opción de usar AAC casi desde el principio fue el MP3 el que se impuso. Algo similar a lo que en su día sucedió con el formato de vídeo Beta frente al VHS.

Aunque más de uno se lleve las manos a la cabeza en el fondo es una decisión que agradeceremos si nos atenemos a la calidad del sonido del MP3. Ya sabíamos que la compresión de los archivos MP3 no es la mejor para apreciar la música en todo su esplendor, que se pierden muchos matices y calidad. No sólo eso, el año pasado, la investigación realizada por la Biblioteca de Ingeniería de Audio ya dijo que los MP3 y otros formatos de compresión de baja calidad esencialmente drenan la música de emoción. Los resultados mostraron que la compresión MP3 fortalece las características emocionales neutrales y negativas (cosas como Shy, Scary, Triste) y debilitó positivas emocionales (como Happy, Romantic, Calm).

Por contra el formato ACC es más eficiente y tiene una mayor funcionalidad, y cada vez es mayor su uso en radio y televisión, ya que ofrece un audio de mayor calidad con un bit-rate inferior al del MP3.

Pero no nos asustemos. El formato MP3 tiene aun cuerda para rato, no temamos por nuestras miles de canciones almacenadas. Su uso no depende de ninguna licencia, y ya existen suficientes reproductores de todos los tipos, reales y virtuales, como para despreocuparse porque no se fabriquen nuevos modelos.

Es más, quien sabe si en un futuro no resurgirá cual Ave Fenix, tal y como sucedió con el vinilo que sigue reivindicándose. Un dato: en diciembre de 2016 las ventas de álbumes de vinilo superaron las descargas digitales en Reino Unido por primera vez. Según la Entertainment Retailers Association (ERA), el público se gastó más dinero en álbumes de vinilo, 2,4 millones de libras, que en descargas de álbumes digitales, 2,1 millones de libras.

Y el pasado Record Store Day vio como en apenas una semana se vendieron 547.000 álbumes. Incluso las ventas de vinilo superaron los ingresos de YouTube para los artistas del Reino Unido y cada vez se están abriendo más tiendas de discos en ese país. Aunque viendo cómo cada vez son más los que llevan su móvil sin auriculares y a todo volumen, sin importarles la pésima calidad de sus reproductores y altavoces, imitando a los que en los ochenta llevaban el »radiocasette» en el hombro, todo este debate en torno a la calidad del MP3, ACC, Vobis, MPEG-H, resulte estéril, porque serán pocos los que aprecien la mejora en la calidad del sonido.

eh!!

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