¿Te imaginas despertar un buen día y olvidar tu nombre? Y si probásemos a vivir al revés: ¿Cómo sería si en lugar de envejecer fuéramos rejuveneciendo? ¿Podrías evitar ciertos momentos?
Probablemente si fuéramos capaces de olvidarlo todo, podríamos contar nuestra historia disfrutando aún más de cada pequeño instante. Estaríamos paradójicamente descubriendo la repetición de nuestra vida, igual que ahora, sin saber cuál es el final.
En el cortometraje La Ruta Natural muchas de estas cuestiones salen a relucir. Realizado por el director Alex Pástor que allá por el año 2004 decidió que este corto sería su proyecto fin de carrera y acertó. No sabía que gracias a su trabajo se daría a conocer tanto dentro como fuera de nuestro país.
La Ruta Natural tiene una nominación al Goya al mejor cortometraje en 2004 y ha sido ganador entre otros del Premio Nova Autoría del Festival Internacional de Sitges 2004 y del Mejor Cortometraje Internacional en el prestigioso Festival de Sundance en 2006.
El protagonista de La Ruta Natural despierta tras un extraño accidente en la bañera, es incapaz de recordar nada, ni siquiera su propio nombre. Absolutamente todo es desconocido para él. Aunque no pueda concretarlo, algo inquietante y fuera de lo normal parece ocurrir en el mundo que le rodea.
Como anotación o referencia visual similar podríamos citar «Final Feliz» (Happy End, 1967) del director Oldrich Lipsky.