El trabajo de Christian Faur es inteligente y minucioso. Hablamos de un artista capaz de apilar ceras de colores para dibujar en el espacio.
Al superponer las ceras mediante un alfabeto de color diseñado por él mismo, estas se transforman en «píxeles» para dar paso a una composición visual que tendrá como resultado la imagen deseada.
Faur es versátil, domina técnicas como la pintura al óleo, pasteles o acuarelas. Reinventa la forma de expresarse usando algo tan común en nuestra infancia como las ceras de colores para crear piezas artísticas sorprendentes.
En la realización de algunas de sus obras ha llegado a reunir más de 100.000 ceras con la intención de aportar colores y matices. El resultado es una serie de paisajes de calidad fotográfica e imágenes figurativas que se forman gracias a la superficie de miles de puntas de colores muy juntas. Estos «píxeles» individuales de cera se apilan con precisión en lugares específicos dentro de marcos de madera para producir una nueva forma de arte única que aúna las cualidades de la fotografía y la escultura.
Debido a la naturaleza tridimensional de las ceras, las imágenes de la superficie parecen transformarse en el espacio al observar su trabajo desde distintas perspectivas.
La obra de Christian Faur nos ha recordado en ciertos aspectos a la técnica del puntillismo y a la fotografía digital. Un claro ejemplo de originalidad, singularidad y belleza.